Primeros pasos

Aquí doy mis primeros pasos en el universo del blog...

jueves, 5 de julio de 2012

De vuelta de Milán. ¡Gracias Campari!

Sí chicos y chicas... Ya hemos ido y ya hemos vuelto...
Como ya comenté nos íbamos a Milán gracias a Campari España, así que nuestra aventura comenzó el viernes por la tarde cuando salimos hacia Madrid.
El día había sido raro porque al ser el último día de clase, te despides de alumnos y compañeros y casi sin sentarte a comer te montas en el avión camino de un viaje que prometía ser inolvidable.
Llegamos a Madrid y cenamos con amigos residentes en la capital, una de ellas MI amiga con la que al día siguiente pondría rumbo a la ciudad italiana. Escogió un gran sitio para cenar el Home Burger con exquisitas hamburguesas y buen ambiente. Después, cervecita y a dormir que casi nos habíamos montado en las dos de la mañana y al día siguiente a las 6:30 tocaría el despertador.
Sábado, 7:30 de la mañana y MI amiga ya nos espera en el mostrador de facturación. Primer gran error del viaje, nosotros íbamos con maleta grande por lo que tuvimos que facturar. Consejo: si viajas un par de días, llevad cada uno una maleta de cabina, os ahorraréis muuuucho tiempo y preocupaciones (se habrá perdido la maleta?Llegará sana y salva?). En fin, querida Grey, ya hemos aprendido la lección y no volverá a pasar...


Tras un vuelo perfecto aterrizamos en Milán y una, que ya llevaba el planning hecho y estudiado, busca tren y directos a la ciudad. Dando un "pequeño paseo" (una hora y a pleno sol...) llegamos a nuestro hotel. Rápido, rápido que tenemos que ver muchas cosas.
MI amiga había quedado con un amigo que estaba por trabajo unos meses allí y nos iba a enseñar lo más importante de la ciudad.
Hay una cosa muy común en las ciudades italianas y es que das la vuelta a una esquina y de repente te encuentras con algo maravilloso-impresionante-que te deja con la boca abierta. En este caso fue la plaza del Duomo con las Galerías Vittorio Emanuelle al lado. Sin palabras...
Lo primero que hicimos fue buscar el Camparino Bar, cómo no... Era uno de nuestros objetivos. Y lo encontramos!!!


El amigo nos llevó a comer a un sitio inesperado. El Restaurante Maio. Una terraza justo en frente del Duomo, vamos que estábamos comiendo con vistas a los tejados de la catedral.


Después de comer paseos, paseos y más paseos, un helado, descanso tumbados en el césped de un parque, más paseos... Así llegó la hora de ver el partido de fútbol de la Selección Española.
Nos fuimos a los Navigli. Guauuuuuu, sitio pintoresco donde los haya. Mucho ambiente, muchas terrazas, mucha animación.


Nos tomamos el aperitivi (pagas una bebida y puedes comer lo que quieras de una serie de platos fríos, ensaladas, pasta, embutidos, verdura...). Tuvimos la suerte de que tenían una gran pantalla y además estaba casi lleno de españoles. Terminamos todos con las camisetas de la Roja y las pinturas de guerra puestas. Resultado: 2-0. ¡¡Ganamos!! Y por supuesto eso se mereció un brindis con Campari.


 Al salir todo el mundo nos preguntaba cómo había quedado el partido y nos felicitaba. Alucinados quedamos por el comportamiento de todos los italianos, de verdad...
Y a dormir que el día siguiente también iba a ser movido... Nos íbamos a Verona.
Desayuno rápido y directos hacia la estación Central a pillar el tren hacia la ciudad que inspiró el romanticismo de Shakespeare en su versión de Romeo y Julieta.
En Verona todo es bonito, las calles, los edificios, los restaurantes... Visitas obligadas al Arena, la tumba de Julieta, la Torre dei Lamberti, la Piazza delle Erbe, varias iglesias y por supuesto la casa de Julieta. Para llegar a ella tienes que atravesar un callejón que está lleno de chicles e inscripciones en las paredes. Sí, habéis leído bien, chicles. He aquí la prueba gráfica de ello.


Una vez dentro llegas al patio donde está Julieta, una estatua, no ella, claro... Y ahora la tradición manda tocarle una teta. Pues venga, vamos a tocarle la teta a la Julieta... Por supuesto no podían faltar los miles de candados, prueba de amores eternos y apasionados.


 Visita a la casa de Julieta, risas y más risas con todo lo que por allí vimos. Foto en el balcón esperando a Romeo y la sorpresa nos esperaba al final... Resulta que Julieta se ha modernizado y ha entrado en el mundo virtual, así que le puedes mandar un mail y todo. Por supuesto que nosotros no íbamos a quedarnos con las ganas... Esperando la contestación que estamos...


Seguimos paseando por Verona, comimos en un sitio curioso San Matteo Church. Según parece es una antigua iglesia convertida en restaurante. La comida buenísima, el precio bastante bien y el trato maravilloso. Seguimos visitando cosas y ya toca otro helado, ¿no? Pues vamos a por él. En Verona hasta los helados son romanticones...


Cogemos el tren de vuelta a Milán y al llegar no podemos resistirnos a pasar por la Plaza del Duomo para verlo de noche... Sigue siendo impresionante y sigue dejándonos sin palabras.


Después de cenar, copita en la terraza del hotel y a dormir que mañana es nuestro último día y salimos de vuelta para Madrid.
La última mañana la dedicamos a hacer algunas compras. ¿Cómo íbamos a marcharnos de Milán sin comprar? ¿Estamos locos? Así que vueltecita por aquí, vueltecita por allá, encargo por aquí, encargo por allá...


Y volando, volando, este viaje fue terminando... Ha sido una experiencia maravillosa que Campari me ha permitido vivir con personas muy especiales para mí. Hemos visto luegares preciosos, impresionantes, que quitan el aliento y hemos superado miedos (subir a una torre de casi 100 metros de altura por una escalera de caracol con los escalones casi al aire cuando tienes vértigo es complicado, pero lo hice!!).
En definitiva, dar las gracias, otra vez más, a Campari por su magnífico regalo. Quiero agradecer también a Ruth, la persona que se puso en contacto conmigo y organizó todo el viaje, impresionante. Y por supuesto, agradecer a mis compañeros de viaje que me han aguantado durante todo el periplo.
Éste ha sido un post largo, lo se... Pero creo que la ocasión lo merecía, no?
Ciao Milano!!


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